sábado, 20 de agosto de 2011

Libre Comercio vs. Proteccionismo

Este no es un debate nuevo. Pero es increíble la vigencia que tiene hoy en día entre la gente que defiende la intervención gubernamental como motor del progreso.

En realidad el debate no es tal hoy en día. Prácticamente todos los economistas, sin importar las diferencias ideológicas, creen en el libre comercio. El economista Paul Krugman (ganador del premio Nobel de economía y hoy convertido en una especie de rockstar del progresismo mundial) escribió un libro en 1997 llamado Pop Internationalism en el cual argumenta que el libre comercio y la economía global elevan el estándar de vida de las personas tanto en los países ricos como en los pobres.

Como dije, el debate ya no es tal entre los economistas, pero lo que llama la atención es la ignorancia de quienes defienden las políticas proteccionistas. Por eso se me ocurrió escribir este post para responder los argumentos proteccionistas más comunes. Puede servir como guía para cualquiera que quiera hacer transpirar a un profesor distraído o a cualquier persona que plantee que el proteccionismo es la salvación para todos los males.

Antes de comenzar con los argumentos proteccionistas, debo decir que hay otra defensa del libre comercio, pero basada en la búsqueda de la felicidad. Al que le interese recomiendo leer este artículo.

Argumentos proteccionistas:

1) “La competencia extranjera le saca empleos al país”

La lógica de este argumento es que si los consumidores comienzan a comprar productos extranjeros, eso hará que las ganancias de los productores locales decaigan y estos se vean forzados a despedir trabajadores o inclusive cerrar y el beneficio va para los productores extranjeros que así pueden contratar más trabajadores en su propio país. Entonces estaríamos consumiendo para el beneficio de los productores extranjeros.

Pero hay un error fundamental en este argumento: Al fin y al cabo, la gente solo vende para adquirir el poder adquisitivo para comprar los productos de otros miembros de la sociedad.

Cuando uno entiende que el propósito de producir y vender es adquirir el poder adquisitivo para consumir, luego uno se da cuenta que cuando el comerciante extranjero gana dinero en el país vendiendo sus productos, tiene el deseo de ganar dinero para así tener la capacidad de comprar otros productos en el país que encuentra menos ventajoso producir en su país de origen.

Como resultado, el dinero ganado en el país por el comerciante extranjero retorna al país como demanda alternativa por productos locales.

Aunque es cierto que algunos tipos de trabajo podrían disminuir en el país, trabajo va a tener que realizarse ya que el comerciante extranjero, que ganó dinero en el país, va a demandar pago por el producto que vendió. Como resultado, el tipo y la composición del empleo podrían cambiar, pero no hay ninguna razón lógica que indique que el nivel de empleo vaya a bajar. 

2) “El comerciante extranjero nunca nos va a comprar a nosotros, porque ellos pueden producir todo lo que producimos nosotros, pero más barato”

Los economistas por más de 150 años han tratado de mostrar el error en este argumento mediante el concepto de “ventaja comparativa”.

Un productor puede ser mejor que otros en las líneas de producción x, y, z. Pero la pregunta que se debe hacer el productor eficiente es ¿Soy relativamente más eficiente en una de la líneas de producción que en la demás? Si tiene una ventaja relativa o comparativa en una de las 3 líneas de producción, es esa en la que se debe especializar y generar una gran ganancia para la producción de otras cosas en la sociedad.

El ejemplo clásico aquí es el del doctor y el jardinero.
¿Qué deja de lado el doctor haciéndose cargo de su jardín?
 Supongamos que este doctor gana 50 dólares por hora operando y puede ocuparse de su jardín en 2 horas. Ahora supongamos que el jardinero requiere 3 horas para ocuparse de su jardín ¿El hecho de que el jardinero sea menos eficiente que el doctor inclusive en la jardinería quiere decir que no hay oportunidades de intercambio entre ambos? Claro que no, ya que el jardinero podría cobrar 25 dólares la hora y el doctor trabajando las 2 horas que le requerían el cuidado de su jardín gana 100 dólares (50 x h) y le termina pagando 75 dólares al jardinero (que tarda 3 horas y cobra 25 dolares x h). Así el doctor termina con una diferencia de 25 dólares a su favor, por haber contratado al jardinero.

Es mediante la noción de ventaja comparativa que los economistas han podido demostrar que hay un incentivo inclusive para que un productor eficiente comercie con otro ineficiente.

3) “No es un problema de que el comercio sea libre, hay que garantizar que el comercio sea justo”

Muchos gobiernos extranjeros subsidian las exportaciones, lo cual les da una ventaja a sus productos con respecto a los productos locales del país hacia donde exportan.

Esto quiere decir que los productores extranjeros tienen una ventaja injusta. Por lo tanto, nos dicen, tenemos que poner aranceles aduaneros o subsidios hasta que la ventaja de los productos extranjeros desaparezca, ya que los gobiernos de sus países no juegan limpio.

De hecho, si los gobiernos extranjeros subsidian las exportaciones a nuestro país nosotros nos beneficiamos. El consumidor local se beneficia, y beneficia a todos. Ya que significa que nosotros como consumidores vamos a poder comprar un producto por un precio menor al que de otra forma hubiésemos pagado. Eso quiere decir que nos queda más dinero en el bolsillo para comprar otros productos de nuestro propio país que de otra forma no hubiésemos podido comprar, o gastarlo en otros productos extranjeros que eventualmente van a tener que ser pagados por la economía local produciendo otras cosas. Somos más ricos al habérsenos otorgado un beneficio a expensas del productor extranjero, lo que se traduce en que estamos mejor, nos han dado una rebaja en un producto.

Es cierto que por el hecho de que un productor extranjero sea subsidiado, otros productores locales pueden perder ventas. Tal vez algunos de ellos ya no puedan continuar en el mercado. Pero eso solo quiere decir que en cualquier cambio de situación en el mercado, cuando ya no puedas seguir en el negocio tal vez cambies de línea de producción.

Supongamos que el subsidio no es la razón del menor costo de producción pero una innovación tecnológica. El mercado se va a tener que ajustar lógicamente al hecho de que las cosas ahora pueden ser producidas más barato.

La diferencia es que ahora el “abaratamiento” está producido por un subsidio al comerciante extranjero. El productor local ahora va a tener que ajustarse a una nueva condición de mercado y cambiar la forma en la que produce y donde produce. Pero no quiere decir que haya una pérdida en el largo plazo de oportunidades redituables o de trabajo para los trabajadores.

¿Quién debe quejarse? El contribuyente extranjero. El productor extranjero obtiene el subsidio de los contribuyentes de su propio país. Nuestro beneficio es a expensas del contribuyente extranjero, él es el que debería quejarse. El es el que sufre la transferencia de ingresos a su productor local para beneficio de los consumidores extranjeros.

4) “¿Y esos países que solo quieren vendernos, pero no quieren comprarnos nada?”

Hay países que ponen barreras aduaneras para prevenirnos de que comerciemos en aquellas cosas en las que somos más eficientes. Ellos quieren vendernos, pero no quieren comprarnos. Asique tenemos que ponerles barreras hasta que estén dispuestos a bajar las suyas.

En otras palabras, castíguenlos hasta que estén dispuestos a comprar nuestros productos.
Nuevamente, nos beneficiamos si hacen eso. Supongamos que una persona viene a nosotros y nos dice:
“Hey, acá tenes los productos x,y,z podés llevar todos los que quieras”
Pero ¿Qué tengo que pagarte por esos productos?
Sabés que. No quiero nada que vos puedas hacer. Simplemente quiero que te lleves lo que produsco.

¿Como le llamamos a eso? Le llamamos un regalo. Estamos obteniendo algo a cambio de nada.
¿Quién debería quejarse? Nuevamente, es el productor extranjero. El mismo está utilizando recursos reales en su fábrica, el trabajador que hizo los productos que luego son transportados a nuestro país ve que su gobierno no le permite gastar el dinero que gana en productos de nuestro país que quisiera comprar. El está en una situación de producir y ser impedido de ganar un beneficio en concepto del trabajo realizado. Es el productor extranjero el que debe quejarse, él es el que vende sin oportunidad de comprar.

5) Otro argumento de esta idea de “nosotros compramos pero ellos no” está relacionado con la idea del déficit comercial.

El déficit comercial no puede seguir para siempre, nos dicen, hay que hacer algo. Hay que imponer barreras aduaneras para limitar la importación o manipular el valor de la moneda para que nuestros productos sean más atractivos para el consumidor extranjero y así balancear el valor de las importaciones con el de las exportaciones.

Este es uno de los conceptos más erróneos que uno puede encontrar en los debates sobre política económica. No hay ningún problema de la balanza comercial o de la balanza de pagos. La balanza de pagos o la balanza comercial siempre se balancean. Todo depende de que se incluya en ambos lados de la hoja de cuentas.

¿Qué puede hacer un productor extranjero con el dinero que gana en el país? Hay una serie de cosas que puede hacer:

Puede comprar productos locales.
Puede conservar el dinero como reserva de efectivo.
O puede volver con su dinero e invertirlo en el mercado financiero, prestarlo a los mercados de dinero o llevar su dinero e invertirlo directamente en la industria y los servicios.

Ahora cuando entendemos que esas son las 3 opciones que cualquier individuo tiene para alocar el ingreso recibido, o se consume o se invierte o se conserva como reserva de efectivo, uno entiende que el balance siempre cierra.

El único déficit que importa es el público, que también se puede financiar con ahorro de prestamistas extranjeros. Ya que el gasto público no es utilizado en ningún esfuerzo productivo como una inversión que traerá un beneficio en el futuro. La única forma de pagarlo es mediante impuestos futuros a la sociedad. Ese es el problema con la deuda externa. No la deuda externa per se, pero la deuda pública es la que importa.

El ejemplo que mejor ilustra esto es la revolución industrial en Estados Unidos en la primera mitad del siglo 19. Estados Unidos se industrializó tomando préstamos de los países europeos y pasó de ser un exportador de materias primas a una potencia industrial. Pero ese endeudamiento, fue endeudamiento privado, tomado por hombres de negocio visionarios. Tal es así que lograron pagar principal, interés y obtener un beneficio.

Por lo tanto, lo que importa no es el endeudamiento externo, sino quien se está endeudando. Si es el sector privado, no hay ningún problema.

Si suman lo que los extranjeros compran como productos de consumo, con el dinero que re invierten en el país mediante inversión directa o prestamos en los mercados de dinero o el que mantienen como reserva de efectivo por propósitos de transferencias especulativas, el balance cierra.

6) Un último argumento emerge a esta altura. “Pero si todo el dinero que los extranjeros ganan aquí es reinvertido en el país ya sea como inversión directa o préstamos a la industria o al gobierno, los extranjeros van a ser dueños del país, no podemos dejar que eso pase. Podrían desestabilizar la economía, podrían retirar sus inversiones todos en el mismo momento.“

Si este argumento va a ser tomando en serio, ninguna persona que se haya quejado porque un gobierno extranjero nacionalizó un activo de interés financiero o de inversión de su país va a poder volver a hacerlo.

Pero más importante es entender la relación de lógica simétrica entre los inversores extranjeros y el país en cuestión. Supongamos que todos los inversores extranjeros de un mismo país conspiraran de alguna forma y retiraran todas sus inversiones en el mismo momento. ¿Qué pasaría con el mercado local? Colapsaría. Pero ¿Qué pasaría con el valor de mercado de los activos que los inversores extranjeros intentan vender al mismo tiempo? ¡Colapsarían también! Todos esos inversores extranjeros recibirían un golpe financiero. En otras palabras, no hay incentivo para que los inversores extranjeros hagan eso. Los inversores extranjeros invierten para obtener un retorno, sería en contra de su propio interés conspirar en la forma de cartel mencionada para retirar sus fondos todos al mismo tiempo.

Cuanto más se expande el comercio internacional entre las naciones, una mayor interdependencia financiera emerge mediante la creación de mercados financieros mundiales, más y más se torna en contra del propio interés de cualquier individuo, grupo de individuos o inclusive otras naciones hacer algo que amenace con generar conflicto o una ruptura económica financiera.

Por el hecho de que todos somos cada vez más interdependientes con nuestros socios comerciales en el mundo, todo lo que hagamos en contra de ellos se nos vuelve en nuestra contra.

Es por eso que los defensores del libre comercio en el siglo 19 llamaban a su causa “Libre comercio, prosperidad y paz”.

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